Si bien el Evangelio de Jesucristo es la mejor herramienta para la crianza de nuestros hijos, es bueno considerar consejos de expertos en el tema del cuidado y enseñanza de los niños.
Es así cómo descubrimos 5 consejos que armonizan bastante bien con los principios de bondad y atributos cristianos que son deseables para la formación de una persona.
¿Qué es más importante: que tus hijos se saquen buenas notas o que sean buenos compañeros? ¿Te interesa más que sean felices o que ayuden a ser felices a los demás?
Según un estudio realizado por el proyecto Making Caring Common –grupo que entrega recursos para enseñar a los niños a desarrollar la empatía-, un 80% de los menores de edad encuestados dijo que a sus padres les importaba más que ellos lograran sus propias metas y felicidad antes de desarrollar solidaridad con el prójimo.
Pero Richard Weissbourd –psicólogo infantil de Harvard y quien dirige el proyecto en conjunto con los graduados de la Escuela de Educación de esta universidad- quiere cambiar esto.
“Los niños no nacen buenos ni malos y nunca debemos rendirnos con ellos”, señalan en el estudio. “Ellos necesitan que los adultos los ayuden a convertirse en personas preocupadas, respetuosas y responsables para sus comunidades, en todas las etapas de su infancia”.
“Hay padres que prácticamente les dicen a sus hijos que logren sus metas, que entren a una buena universidad y que hagan un montón de dinero, y solo entonces, que se preocupen ayudar al resto, como si se pudiera ahí prender el switch de los valores. Y esa manera de comprender el desarrollo de los valores no tiene sentido; se tienen que cultivar en los niños día tras día”, ha dicho el Weissbourd.
Para esto, su equipo entrega entre otros datos, cinco consejos que ayudarían a desarrollar la empatía y amabilidad en un niño:
1.- Es imprescindible hacer de la preocupación por los demás una prioridad:
En vez de decirle a un niño que lo más importante es que sea feliz, se recomienda hacerle entender que “lo más importante es que sea alguien bueno”.
Asimismo, se aconseja velar porque los hermanos mayores de un niño siempre muestren respeto hacia el resto, independiente de sus estados de ánimo; y pedir a los profesores del colegio u otros adultos que participen de la vida del niño, que lo motiven a participar en actividades de ayuda a los demás.
2.- Hay que enseñar con el ejemplo:
No hay mejor lección de solidaridad que un niño vea a sus propios padres realizar actos de ayuda para el resto, y mejor aún si se motiva al menor a participar de ellos.
También se recomienda conversar con los menores sobre posibles dilemas éticos para saber cómo los enfrentarías y guiarlos en las soluciones más idóneas.
Por otro lado, para enseñar respeto, los adultos que rodean a un niño deben predicarlo en su trato con los demás, y con el mismo menor, escuchando sus inquietudes y reconociendo los propios errores como papás, si así lo amerita.
3.- Todos los días es un buen momento para enseñar valores:
La empatía y la gratitud se enseñan con la práctica, y esta debe ser diaria para que un niño las reconozca como algo común en sus vidas. Por esto se aconseja hacer de todas las instancias, un buen momento para dar las gracias, no por lo que se tiene, sino que por las personas que hacen del día a día algo más llevadero y de mayor o menor manera, hacen las cosas más fáciles y felices.
Es importante no premiar a los niños por ayudar en la casa o cooperar con sus hermanos. Eso debe ser algo normal en sus vidas. Sí se sugiere felicitarlos cuando sus actos de bondad sean fuera de lo común. También se aconseja conversar con los niños sobre los actos de justicia o injusticia que pudieran haber presenciado o que se muestran por televisión.
4.- Amplía su preocupación más allá de su círculo cercano:
Anima a tu hijo a que consuele a algún compañero del colegio al que acaban de molestar y se encuentra triste, o enséñale que existen niños en otros países lejanos que quizás no tienen una vida con las mismas comodidades que él.
Es importante que sepa que fuera de su círculo inmediato existen personas que también tienen sentimientos y necesidades, y que por eso, debe ser amable con todos.
5.- Ayúdalo a manejar su ira:
Muchas veces, la amabilidad de un niño puede desaparecer porque la rabia se apoderó de él. Y quién lo culparía, si uno mismo como adulto debe controlar, y a veces con dificultad, los sentimientos conflictivos que surgen diariamente.
Para esto, se recomienda que cuando el menor esté calmado, enseñarle a manejar sus sentimientos de ira, contando hasta 5 y respirando profundamente para tranquilizarse.
Más adelante, cuando se vea que el menor está a punto de enojarse, se debe recordar estos pasos para que él se acostumbre a hacerlo solo cuando la ira surja.
Estos consejos 5 consejos son bastante prácticos, pero las ideas de cada padre pueden surgir de acuerdo a las diferentes situaciones que se presenten, y enfocándose en la vida específica de cada niño, que siempre será distinta a la de otro.
Fuente: El Mercurio
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