Descubrir que un ser querido se ha alejado de
la Iglesia o que no cree más en el Evangelio puede traer un amplio espectro de
emociones. Las emociones intensas y a menudo dolorosas pueden hacer que sea
difícil saber qué decirle a un ser querido acerca de su opción de dejar la
Iglesia.
Estas conversaciones son particularmente dolorosas
porque nuestras familias, congregaciones, los rituales religiosos, las
tradiciones culturales y la visión de la eternidad están vinculados a tener
creencias y prácticas espirituales que se comparten.
Cuando los miembros de la Iglesia no saben qué decir,
podemos fallar en lo que hemos sido entrenados para hacer. Comenzamos a
enseñar, predicar y dar testimonio. Esta es una oportunidad misional importante
y urgente, ¿verdad? Incorrecto.
¿Por qué? Porque, aunque la enseñanza, la
predicación y el testimonio provienen del amor y preocupación por su ser
querido, lo más probable es que sea percibido como juicioso... desamoroso, irrespetuoso y se puede sentir rechazado.
Irónicamente, en nuestro
esfuerzo por rescatar a las percibidas "ovejas perdidas", es probable
que empujemos a las ovejas más lejos.
La autosuficiencia es un principio base del Evangelio de Jesucristo. Como adultos, llegamos a ejercer plenamente esta
autosuficiencia, incluyendo la capacidad de definir nuestras creencias
espirituales y prácticas religiosas.
Como miembros activos, debemos respetar la
autosuficiencia de otros adultos, incluso si no es lo que elegiríamos para
ellos o para nosotros.
Aquí hay 25 cosas que debemos evitar decir a nuestros seres queridos que están experimentando una transición de fe (incluso si alguna severación es verdadera, pues no es lo que les hará bien escuchar en esos momentos):
1) ¿Pero estás leyendo tus escrituras, orando y
asistiendo a la iglesia?
2) Estás destruyendo nuestra familia eterna.
3) Estás bajo la influencia de Satanás.
4) Si dejas la Iglesia, no podrás estar con tu
hijo fallecido en el
Reino Celestial.
5) ¿Cómo pudiste hacerme esto?
6) Tus hijos sufrirán y tu matrimonio se
desmoronará.
7) Me causas mucha preocupación.
8) Lloro por ti.
9) No siento el Espíritu cuando estás
hablando.
10) Simplemente no pienses en tus dudas y
todo saldrá bien.
11) Sólo tengo fe en que todo saldrá bien y tú debes hacer lo mismo.
12) ¿Hay un pecado que debes confesar?
13) Oh, he pasado por esa fase. Ya volverás.
14) Voy a visitarte en un reino inferior en la
próxima vida.
15) ¿Entonces eres un "anti-mormón"
ahora?
16) Estás escogiendo dudar porque es moderno.
Todo el mundo está teniendo una "crisis de fe".
17) Nunca pensé que te convertirías en un
"apóstata".
18) Si podrás tener [bendición X] si es que asistes a la iglesia y pagas un diezmo íntegro.
19) Nunca serás verdaderamente feliz sin la
Iglesia.
20) He estudiado la historia de la Iglesia,
también, y no me molesta.
21) Tu rostro es oscuro, ya no brillas.
22) Espero que no tenga que ocurrir una
horrible tragedia para que vengas de regreso a la Iglesia.
23) Nunca estuviste verdaderamente convertido.
Nunca tuviste un testimonio espiritual.
24) Temo por tu salvación eterna.
25) Habría sido mejor para ti no haber nacido
que tener el Evangelio y apartarte de él.
La decisión de un ser querido de abandonar la
Iglesia nunca debe ser una razón para rechazarlos. Cualquier persona que evita
a su ser querido o lo culpa por arruinar su eterna familia o amistad, está ella misma dañando la relación.
Las Escrituras enseñan que "la misma
sociabilidad que existe entre nosotros aquí, existirá entre nosotros allá; pero la acompañará una gloria eterna que ahora no conocemos" (DyC
130:2). No hay familias eternas o amistades eternas sin tener primero una
relación.
Ahora que tienes una idea de lo que no es útil
decir a tus seres queridos, aquí hay 25 cosas que SÍ hay que decir:
1) Te quiero.
2) Podemos creer cosas diferentes y aún así
ser cercanos.
3) Confío en que harás lo que es mejor para
ti.
4) Quiero que seas feliz.
5) ¿Qué puedo hacer para ayudarte en este
momento?
6) Sé que no tomaste esta decisión a la
ligera.
7) Respeto tu integridad y tu fuerza.
8) Siempre tendrás un lugar aquí, no importa
qué suceda.
9) No puedo imaginar lo difícil que ha sido
para ti.
10) Cuéntame más sobre tu travesía (y luego
escucha realmente).
11) Me encantaría leer documentos de la
Iglesia para que podamos hablar más.
12) Tienes preocupaciones legítimas.
13) El mundo necesita más gente como tú.
14) Si alguien me pregunta sobre tu decisión,
le diré a él o ella que te hable directamente.
15) Tu relación con la Iglesia no tiene nada
que ver con nuestra relación.
16) Mi amor por ti es constante e
incondicional.
17) Aunque creo en la iglesia, te creo cuando
dices que no sabes si es verdad.
18) Eres un buen padre, hijo, hija, etc.
19) Eres una buena persona.
21) Todos tenemos nuestros propios caminos
únicos.
22) La autosuficiencia es un regalo asombroso.
23) No entiendo a qué te refieres, pero quiero
hacerlo.
24) No sé qué decir.
25) Estoy aquí para ti.
Las cosas más importantes que nosotros, como
creyentes, podemos hacer para apoyar a nuestros seres queridos que se han
alejado de la Iglesia, son escucharlos, aprender de ellos y amarlos.
Yo creo
que aquellos que dejan la Iglesia ofrecen a los miembros activos oportunidades
de aprender y crecer de maneras significativas que son cruciales para nuestra
salvación eterna.
Aprendiendo cómo permanecer conectados con nuestros seres queridos
a pesar de las decepciones, desacuerdos y diferencias, nos brinda oportunidades para profundizar nuestra capacidad de amar y desarrollar aún más
nuestro compromiso de seguir al Salvador.
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