Parley P. Pratt, quien bautizó a John Taylor en su misión, trata de convertir a su converso y futuro presidente de la iglesia en contra de José Smith.
"En ese momento había un amargo espíritu de apostasía en Kirtland, algunos en el quórum de los Doce estaban descontentos con el Profeta, y la Iglesia parecía estar en el punto de desintegración.
Parley P. Pratt estaba flotando en la oscuridad, y al venir Élder Taylor, le contó algunas cosas en las cuales él consideraba que el Profeta José estaba en error."
A sus observaciones, el Élder Taylor respondió: "Estoy sorprendido de oírle hablar así, Hermano Parley. Antes de que usted dejó Canadá usted dio un fuerte testimonio de que José Smith es un Profeta de Dios, y la verdad de la obra que ha inaugurado, y usted dijo que sabía estas cosas por la revelación y el don del Espíritu Santo. Usted me dio una carga estricta en el sentido de que, aunque usted o un ángel del cielo declarara cualquier otra cosa, yo no debía creer...
Ahora, hermano Parley, no es el hombre el que yo estoy siguiendo, sino al Señor. Los principios que me enseñó me llevaron a Él, y ahora tengo el mismo testimonio del que usted en aquel entonces se regocijó. Si el trabajo fue verdad hace seis meses, es verdad hoy; si José era entonces un Profeta, ahora es un Profeta también".
Sobre este período, Parley Pratt escribe:
"Por esta época, (verano de 1837), después de mi regreso de Canadá, hubo tumultos y discordias en la Iglesia de Kirtland, y muchos cayeron y se convirtieron en enemigos y apóstatas. También se manifestaron, envidias, mentiras, contiendas y divisiones, que causaron muchos problemas y tristeza. Por tales espíritus también fui acusado, mal representado y maltratado. Y en una ocasión, también fui dominado por el mismo espíritu en gran medida, y parecía como si los poderes de las tinieblas que querían la guerra contra los santos, se soltaron sobre mí.
Pero el Señor conocía mi fe, mi celo, mi integridad de propósito, y me dio la victoria. Fui llorando donde el hermano José Smith, y con el corazón quebrantado y el espíritu contrito, confesé que había errado en espíritu, murmurado, hecho o dicho mal. Él francamente me perdonó, oró por mí y me bendijo. Así, por la experiencia, aprendí más plenamente a discernir y contrastar los dos espíritus, y resistir al uno y unirme al otro. Y siendo tentado en todos los puntos, como otros, aprendí a soportar y socorrer a los que son tentados".
Fuentes:
B.H. Roberts, "Life of John Taylor", 1892Autobiography of Parley P. Pratt, pp. 183-4
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