por Hernán Felipe Toledo
En una clase hace algunos años, en la que se hablaba acerca de la Segunda Venida del Señor Jesucristo, escuché a un hermano comentar que nadie sabía cuando sería la segunda venida, ni los profetas, ni los ángeles, ni Jesucristo, sino solamente Dios el Padre. Lamentablemente todos asintieron y cambiaron de tema. Digo lamentablemente, porque tal aseveración es 'casi' enteramente correcta. Hay sólo una cosa que no está de acuerdo a la doctrina de la Trinidad.
En Alma 7:12-13 leemos: Y tomará sobre sí la muerte, para soltar las ligaduras de la muerte que sujetan a su pueblo; y sus debilidades tomará él sobre sí, para que sus entrañas sean llenas de misericordia, según la carne, a fin de que según la carne sepa cómo socorrer a los de su pueblo, de acuerdo con las debilidades de ellos. Ahora bien, el Espíritu sabe todas las cosas; sin embargo, el Hijo de Dios padece según la carne, a fin de tomar sobre sí los pecados de su pueblo, para borrar sus transgresiones según el poder de su liberación; y he aquí, este es el testimonio que hay en mí.”
Se enseña que el Espíritu sabe todas las cosas y luego con un “sin embargo” se realza el por qué Cristo a pesar de este conocimiento total que comparte con el Espíritu, padece según la carne. La razón es porque a pesar de tener el conocimiento, tenía que hacer de ese conocimiento un hecho. Una expiación debía SUCEDER, no sólo planear o pensar. De esta manera borraría toda transgresión.
Si la Trinidad implica que lo que sabe el Hijo, lo tiene que saber el Padre y el Espíritu, y así viceversa entre los Tres, entonces ¿por qué Jesús dijo no saber la hora de su segunda venida, pero que el Padre sí sabía?
En Mateo 24:36 leemos: “Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino solo mi Padre.”
También en Marcos 13:32 leemos: “Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre.”
El hecho de que Cristo haya dicho “ni el Hijo”, sino el Padre, es un indicador claro de que en ese momento Él no lo sabía, ni le correspondía comprender. Jesús vino a cumplir con la voluntad del Padre. Cristo es el líder ejecutor del Plan del Padre, de la Creación, de la iglesia, de la Expiación, y del Reino y el mundo en general. Las escrituras enseñan que Dios todo juicio y poder dio al Hijo (Juan 5:22; DyC 19:1-3). Lo que conviene comprender son los tiempos en que recibió este poder del Padre, es decir la Omnisciencia y la Omnipotencia.
Lucas escribió: “Señor, ¿restituirás el reino a Israel en este tiempo? Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos ni las ocasiones que el Padre puso en su sola potestad; pero recibiréis poder cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, y en Samaria y hasta lo último de la tierra (Hechos 1:6-8). Con esto, Jesús enseño que el Padre tiene la autoridad para fijar los tiempos y las sazones, o como dice en otro lugar, para prefijar el “orden de los tiempos” (Hechos 17:26). Eso lo convierte a Él en el único que Preside todas sus bastas creaciones, y todo el Plan de Salvación. Cuando el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, junto a Miguel y otros grandes y nobles espíritus, dieron comienzo a esta ronda de creación, es posible que Elohim y Jehová hayan planeado todo el orden de los tiempos y que ambos lo sabían.
Cuando ya Jehová vino a ser Jesús de Nazaret en su ministerio terrenal, reiteró muchas veces que Él venía a cumplir la voluntad de el que le envió. Jesús no logró o no aprendió la plenitud desde el principio, sino que de gracia sobre gracia, según el testimonio de Juan (DyC 93:11-14). Durante el transcurso de su vida, Cristo recibía revelaciones e instrucción en forma constante y según lo necesitaba para cumplir con el propósito del Padre. No dudo que Cristo haya tenido que pedir más luz sobre la voluntad del Padre de cuando en cuando.
No es posible encontrar una afirmación por boca de Jesucristo, en su ministerio en el Viejo Mundo, en que Él haya pretendido ser o asegurado ser Omnisciente u Omnipresente o totalmente Independiente. Si Él quería avanzar en algo, lo hacía orando, ayunando o meditando, para buscar armonía con Su Padre en los Cielos.
Élder Talmage dijo: “Cristo no procuró indagar lo que el Padre no había indicado que estaba dispuesto a revelar, en este caso, el día y la hora del regreso señalado del Hijo a la tierra como Ser glorificado y resucitado” (Jesús el Cristo, p. 620).
Entonces, por supuesto que cuando Jesús dijo: “ni el Hijo”, sino el Padre, estaba hablando solamente sobre lo que sabía en ese momento de su ministerio terrenal, momento en el cual no tenía todo conocimiento, ni experiencias, pues aprendía de gracia en gracia.
Actualmente en una de las pocas y contadas revelaciones del Padre a José Smith, Dios dijo: “yo, Dios el Señor, lo he hablado; mas la hora y el día ningún hombre sabe, ni los ángeles del cielo, ni lo sabrán hasta que él venga” (DyC 49:7). “Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora” (DyC 133:11).
En estas escrituras actuales, se destaca que los hombres terrenales no lo saben, ni los ángeles, pero no se hace mención a que Cristo no lo sepa. Ahora tenemos el testimonio de que Cristo es omnisciente y todopoderoso, y que ha culminado su obra expiatoria al haber vencido la muerte. Él está a la diestra de Dios con su misma gloria, poder y conocimiento. (Salmos 139:1-12; 2 Nefi 2:24; Alma 26:35; DyC 88:5-6; DyC 93:1-3).
Comenta con Facebook
ResponderBorrarhay que estudiar mas y buscar la sabiduria del señorx que el no daen abundancia tenemos tesoros de conocimiento si lo buscamos pero ha la manera del señor debemos conocer la verdad y nos ara salvos