Por Peggy Fletcher Stack
Los líderes mormones podrían decir lo mismo 22 años después, pero con un giro: El ritmo de continuo crecimiento SUD que cada vez iba más lento, ha disminuido. De hecho, la tasa de crecimiento del año pasado fue la más baja desde 1937. Los obstáculos han evolucionado de simplemente mantenerse al día con la construcción de capillas a las bajas y flujos de membresía, dónde suprimir y dónde expandirse, cuándo retroceder o avanzar y cómo atraer a la gente a las bancas de las capillas y mantenerlos allí.
Cifras y Causas
Por ejemplo, partes de Estados Unidos, Europa, México y Brasil han decaído, y África, Filipinas y algunas de América Central y del Sur han crecido. Las congregaciones mormonas cerca del centro de Salt Lake City están cerrando, mientras que las capillas del Condado de Utah están en auge.
Así se calcula la tasa de crecimiento neta de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días: Toma el número total reportado de membresía para 2016 (15,882,417) y resta el total del 2015 (15,634,199) y obtienes 248,218. Eso equivale a un aumento del 1,59 por ciento.
Por primera vez en décadas, según demógrafos independientes SUD, el número de miembros adicionales (contando, entre otras categorías, nuevos conversos y nuevos hijos bautizados, mientras que se resta el número de muertes y las deserciones) era menos de 250.000.
Entonces, ¿Qué está causando la caída? En parte, las tendencias generales. Las personas pueden estar viviendo más tiempo, pero las parejas tienen menos hijos – incluyendo a los mormones.
La fe basada en Utah ha estado en un “período de transición” desde 2012, dice el vocero de la iglesia SUD Eric Hawkins, señalando el hecho de que están “llamando a misioneros más jóvenes [y] usando tecnologías y redes sociales”.
Es lo que él describe como “aumentos y disminuciones estacionales en el crecimiento de la iglesia en muchas regiones del mundo”. Mientras que el mormonismo históricamente atrajo a la mayoría de sus conversos de naciones occidentales en Gran Bretaña y Escandinavia, ahora tiene más éxito en África, las islas del Pacífico y en gran parte de Latinoamérica.
La continua vitalidad de la Iglesia SUD puede ser medida mejor por el número de capillas y templos que están siendo construidos. No se construyen “en previsión de crecimiento”, dice Hawkins, “sino que se contruyen una vez que hay suficiente fortaleza [actividad y participación] entre los miembros de la iglesia de la región”.
A pesar de un “crecimiento mínimo” en el noroeste, por ejemplo, esa área ha visto la “construcción y dedicación de muchas capillas y dos templos (en Filadelfia y Hartford”), señala Hawkins. “En el último año, se crearon dos estacas en esa área”.
Es un error pensar que esta disminución es “algo peculiar del mormonismo”, dice la socióloga Marie Cornwall, una profesora jubilada de la Universidad Brigham Young propiedad de la Iglesia. “Hay una actitud antiinstitucional en marcha”.
Los jóvenes modernos ya no son “unidores”, dice. “Eso comenzó en las décadas de 1970 y 1980 con otras creencias y ahora está golpeando a las más conservadoras, como el mormonismo, e instituciones como el gobierno y las escuelas”.
Tampoco los empleados se están quedando en un trabajo particular por mucho tiempo, dice Cornwall. Muchos tienen una actitud de que “solo participas en un grupo si se obtiene algún beneficio”.
Los individuos están alejándose de la Iglesia SUD, y de hecho, de cualquier grupo de fe, por “la misma razón por la que otros se están yendo”, dice. “Ellos no le ven la relevancia”.
La interrogante europea
Muchos mormones multigeneracionales de hoy pueden trazar sus árboles genealógicos a los conversos del siglo 19 en las Islas Británicas y en el norte europeo. Es por eso que Utah está lleno de gente tanto de apellido Anderson (Suecia) como Andersen (Dinamarca), por ejemplo.
Europa era un punto importantísimo para los esfuerzos misioneros hasta bien entrado el siglo 20. El mismo Hinckley sirvió como un joven proselitista en las calles de Londres. Lo mismo que los apóstoles Jeffrey R. Holland y Quentin L. Cook, quienes trabajaron juntos como “compañeros”.
El crecimiento mormón en Europa ha permanecido estancado por un par de décadas, así que a principios de este año, altos líderes de la iglesia cerraron o combinaron varias congregaciones, conocidas como barrios y ramas.
Esta mitad de primavera (siete de catorce) congregaciones SUD en la estaca Antwerp, Bélgica, fueron cerradas, dice Wilfried Decoo, un mormón y un profesor jubilado de BYU que vive en Amberes.
“La gente entiende que el cierre de su pequeña unidad era inevitable, pero el golpe emocional es inmenso”, escribió Decoo en un correo electrónico. La mayoría de los miembros trabajaron por décadas para mantener a sus ramas o barrios vivas, orgullosos de tener un lugar de reunión mormón en su propia ciudad, y de repente se acabó. Esto no solo causa tristeza por el cierre, sino que a veces enojo”.
También sienten una medida de “culpa y depresión”, dice Decoo. Esto es porque los líderes SUD y las Autoridades del Área habían prometido que, si los miembros eran fieles y trabajaban duro, sus números iban a duplicarse.
Según él, se les dijo que habría una “segunda cosecha”, pero ninguna “cosecha” tan grande de conversos llegó, a pesar de los muchos sacrificios de los miembros. Algunos ahora dudan de la “inspiración” de los líderes, dice Decoo, o se sienten “culpables por no haber hecho lo suficiente”.
Los miembros descorazonados no oyeron de ningún plan para realinear los límites y de cerrar sus pequeñas ramas hasta que se reunieron en una Conferencia de Estaca SUD en abril. Cuando a la multitud reunida se les pidió su voto para mostrar apoyo por los cambios, todos levantaron la mano.
Pero más tarde, un líder laico local informó a Decoo: “Mis miembros votaron a favor con su mano derecha y en contra con sus corazones. Y casi todos estaban llorando”.
Incluso en la capital del mormonismo, la demografía fluida ha causado interrupciones. Los líderes han unido congregaciones en parte de Sale Lake City, mientras que agregaban barrios en el sur del valle del Lago Salado.
“Muchas personas con familia (incluyendo a miembros de la iglesia) se han mudado a áreas donde el costo de vida puede ser más accesible o más cerca de sus centros de empleo o escuelas”, dice Hawkins. “Obviamente, esto afecta el número de miembros en ambas áreas. Así que vemos una disminución en barrios y estacas en un área y aumento en otra”.
La esperanza es que las congregaciones resultantes, dice, “tengan la fortaleza adecuada, oportunidades de servicio y participación”.
Hawkins admite que estas son decisiones difíciles.
"A menudo hay fuertes sentimientos que acompañan la creación o el cierre de un barrio o estaca", dice. "Es difícil experimentar la pérdida que se siente cuando una congregación - que es, en su corazón, una comunidad de personas - es cerrada o se combina con otra, puede significar grandes distancias... caras nuevas o adoración con personas que no comparten la misma historia y recuerdos, y para otros, puede aliviar algunas cargas y ofrecer nuevas oportunidades".
Los líderes mormones sienten su dolor.
"Los líderes de la iglesia entienden estas complejidades y las sopesan con cuidado cuando se toman decisiones acerca de las congregaciones", dice Hawkins. "No hay fórmula prescrita o algoritmo para tomar estas decisiones."
La Iglesia no está sola en esto de atraer a menos miembros o perder a los que ya tienen, dice la escritora e investigadora Mormona de Cincinnati, Jana Riess.
Tales defecciones, dice, "se reflejan en casi todas las tradiciones religiosas en América hoy".
Citando datos de Public Religion Research Institute, Riess señala el surgimiento de los llamados "nones" [Sin religión]. "A lo largo de los Estados Unidos en general", añade, "el 39 por ciento de la generación milenaria no tiene afiliación religiosa ... lo más alto que ha sido en la historia".
¿Están preocupados los líderes mormones?
"Por supuesto", dice Hawkins, pero creen en el mensaje de la fe y confían en que "la obra continuará creciendo".
De hecho, dice, la iglesia espera "alcanzar 16 millones de miembros en un futuro muy cercano".
Fuente: The Salt Lake Tribune
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todos debemos ser parte de esta obra, no solo los misioneros ,debemos ponernos la camiseta del señor y trabajar duro
ResponderBorrarAsí es. Cada uno puede ser un aporte valioso.
BorrarMe,da tanta tristeza, los comentarios negativos de la Iglesia. Hace 36 años me bautizaron, y mi vida ha cambiado positivamente. Mis hijos y cinco nietos abandonaron la Iglesia. Mi dolor no se ha ido, tengo fe y sè que mi Padre Celestial mesa està guìando hasta el final. Aunque queden unos pocos, yo seguirè fiel y firme en la Iglesia de SUD. Amo este evangelio. Dònde voy a encontrar una Iglesia còmo esta? En ningùn lugar. Gracias Padre Celestial por enviarme tus Sanfos Àngeles Misioneros!
ResponderBorrarGracias por su testimonio "anónimo".
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