La siguiente es una declaración del portavoz de la Iglesia Eric Hawkins con respecto a las entrevistas con el obispo:
Las entrevistas personales son una parte importante de ministrar a aquellos en una congregación. Ofrecen una oportunidad para que un líder conozca mejor a una persona y los ayude a vivir el Evangelio de Jesucristo. Los líderes son instruidos a prepararse espiritualmente para que puedan ser guiados por el Espíritu Santo durante estas entrevistas. Los líderes reciben instrucciones sobre los recursos de liderazgo y se les pide que los revisen con regularidad.
Las entrevistas se llevan a cabo por varias razones, incluyendo las recomendaciones del templo, quórum del sacerdocio o llamamiento en la clase de Mujeres Jóvenes, llamamientos para servir en la Iglesia o cuando un miembro solicita reunirse con un líder del sacerdocio para su guía personal o para ayudarlos a arrepentirse de pecados graves.
Para los jóvenes, un obispo se reúne con un joven al menos una vez al año para enseñar, expresar confianza y apoyo, y escuchar atentamente. Estas entrevistas deberían caracterizarse por un gran amor y la guía del Espíritu Santo. Hablan juntos sobre el testimonio de la joven o el joven, sus hábitos religiosos (como la oración, la asistencia a la iglesia y el estudio personal de las Escrituras) y su obediencia a los mandamientos de Dios. Pueden revisar juntos estas enseñanzas en las Escrituras u otros recursos de la Iglesia, como en el folleto Para la fortaleza de la juventud.
En estas entrevistas, los líderes de la Iglesia son instruidos para ser sensibles al carácter, las circunstancias y la comprensión del joven o la joven. Se les aconseja no indagar innecesariamente o ser invasivos en sus preguntas, sino que deben permitir que una persona joven comparta sus experiencias, luchas y sentimientos.
Hay ocasiones en las que una conversación sobre la limpieza moral es apropiada, especialmente si un joven o una joven sienten la necesidad de arrepentirse. En estos casos, se aconseja a los líderes que adapten la discusión a la comprensión del individuo y que tengan cuidado de no fomentar la curiosidad o la experimentación.
Los líderes de la iglesia tienen la solemne responsabilidad de mantener confidencial toda la información que reciben en confesiones y entrevistas. Cuando un joven se enfrenta a un pecado grave o tentación, un obispo probablemente lo aliente a compartir (según corresponda) sus luchas con sus padres para que puedan orar, enseñar y alentar al joven o a la joven.
Cuando un líder de la Iglesia se encuentre con un niño, joven o mujer, se les anima a que pidan a un padre u otro adulto que se encuentre en una habitación contigua, vestíbulo o salón, y que eviten las circunstancias que pueden malinterpretarse.
Cuando un líder de la Iglesia se encuentre con un niño, joven o mujer, se les anima a que pidan a un padre u otro adulto que se encuentre en una habitación contigua, vestíbulo o salón, y que eviten las circunstancias que pueden malinterpretarse.
Si, durante una entrevista, un líder se entera de incidentes de abuso, se le indica que llame a la línea de ayuda de la Iglesia que está disponible las 24 horas del día, para buscar orientación de consejeros profesionales y profesionales del derecho sobre cómo identificar, informar y responder al abuso. El líder también puede derivarlos a servicios de asesoramiento profesional, según sea necesario.
Cuando asesoran a los padres, los líderes los alientan a permanecer cerca de sus hijos, para enseñarles y aconsejarles regularmente, y les hacen preguntas sobre su crecimiento, progreso y valía. Esto permite a los líderes actuar en un papel de apoyo para la familia y el individuo.
Creemos que las entrevistas deben ser oportunidades significativas y sagradas para que un individuo pueda aconsejar a los líderes del sacerdocio, que representan al Salvador en su ministerio.
Fuente: The Salt Lake Tribune
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