Ponerse traje o camisa y corbata no es un requisito para efectuar una bendición, ni en general, para oficiar en el sacerdocio. No existe una instrucción oficial que manifieste este requerimiento. Se acostumbra de esta manera sólo como una muestra de respeto por lo que significa ejercer el poder de Dios. Podría ser una ayuda sobre todo a quienes aún, por falta de comprensión o por ser relativamente nuevos, no han tenido oportunidad de reflexionar sobre la importancia de tener esta sagrada autoridad. El Manual de instrucciones enseña que la camisa blanca y corbata pueden contribuir a la dignidiad de la ordenanza, pero que nunca se considera como requisito obligatorio.
Por otro lado, cabe destacar que es probable que vestirse de traje no sea una forma de demostrar respeto para algunas personas. La forma en que una persona puede interpretar una muestra de respeto puede ser muy distinta a cómo lo ve otra persona. De hecho, podría darse el caso de que para una persona, el vestirse de traje no tenga por qué significar mostrar respeto. Aún así, es una norma de facto en la Iglesia, ya que las tradiciones también ayudan en una comunidad.
Sin embargo, debemos tener cuidado con una cosa. No debemos juzgar si vemos a alguien dando una bendición sin la vestimenta acostumbrada. No sabemos las circunstancias por las que ese hermano esté haciéndolo así. Además, no es requisito.
Recuerdo que una vez me llamaron muy tarde, ya casi en madrugada, para ir a dar una bendición. Como estaba en casa, pude ponerme una camisa y corbata, porque en lo personal lo considero apropiado según mi comprensión. Pero, en otra oportunidad se me pidió dar una bendición cuando estaba de visita casual, por lo que hubiera sido muy inoportuno decir, ¡espéreme, volveré a casa, y vuelvo en una hora, bien vestido! Para nada hubiera sido correcto. En tal caso la bendición se puede dar sin ningún problema, pues se requiere actuar muchas veces de inmediato.
Todo pasa por entender el contexto en que estamos actuando, para determinar de qué manera puedo ofrecer respeto y amor por la autoridad que poseemos.
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