¿Qué significa que la Luna se Convertirá en Sangre en los Últimos Días?

Mucho se ha hablado en estos últimos días sobre las señales de los tiempos. Una de las grandes señales indicadas por los profetas antiguos y modernos, se trata de la luna convertida en sangre.

Encontramos una referencia a este tema en la Biblia y en Doctrina y Convenios.

En Hechos 2 leemos:

17
Y acontecerá en los postreros días, dice Dios,
que derramaré de mi Espíritu sobre toda carne,
y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán;
y vuestros jóvenes verán visiones,
y vuestros ancianos soñarán sueños;

18
y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días
derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.

19
Y daré prodigios arriba en el cielo
y señales abajo en la tierra,
sangre y fuego y vapor de humo;

20
el sol se convertirá en tinieblas
y la luna en sangre,
antes que venga el día del Señor,
grande y glorioso;

21
y todo aquel que invocare el nombre del Señor será salvo.

Por otra parte, en Doctrina y Convenios 20 dice:

10 porque la hora está cerca, y lo que hablaron mis apóstoles se ha de cumplir; porque acontecerá tal como dijeron;

11 porque con poder y gran gloria me revelaré desde los cielos, con todas sus huestes, y moraré en rectitud con los hombres sobre la tierra mil años, y los malvados no permanecerán.

12 Y además, de cierto, de cierto os digo, y ha salido como un firme decreto por la voluntad del Padre, que mis apóstoles, los Doce que estuvieron conmigo durante mi ministerio en Jerusalén, estarán a mi diestra, el día de mi venida en una columna de fuego, ataviados con vestidos de rectitud, y con coronas sobre sus cabezas, en gloria igual que yo, para juzgar a toda la casa de Israel, sí, a cuantos me hayan amado y guardado mis mandamientos, y a ningún otro.

13 Porque sonará una trompeta larga y fuertemente, así como en el monte de Sinaí, y toda la tierra temblará; y saldrán, sí, los que murieron en mí, para recibir una corona de rectitud y ser revestidos así como yo, para estar conmigo, a fin de que seamos uno.

14 Mas he aquí, os digo que antes que llegue este gran día, el sol se obscurecerá y la luna se tornará en sangre; las estrellas caerán del cielo y habrá señales mayores arriba en el cielo y abajo en la tierra;

15 y habrá lloro y lamentos entre las huestes de los hombres;

16 y se enviará una fuerte tormenta de granizo para destruir las cosechas de la tierra.

17 Y acontecerá que a causa de la iniquidad del mundo, me vengaré de los malvados, por cuanto no se arrepienten; porque la copa de mi indignación está llena; pues he aquí, mi sangre no los limpiará si no me escuchan.

Como se lee arriba en ambas escrituras, el sol oscurecido y la luna convertida en sangre es una de las señales que precederán a la venida del Salvador para iniciar su gran reinado milenario. En esos momentos como logra apreciarse, toda la tierra estará en conmoción por desastres naturales. 

Es fácil ver cómo el sol se oscurece y la luna se convierte en sangre. Ser convertido en sangre es, por supuesto, una expresión figurativa. ¿Alguna vez han visto la luna cerca del horizonte cuando hay grandes incendios forestales en las cercanías? De hecho, adquiere el color de la sangre. Esa es al menos una interpretación posible sobre lo que se refiere la profecía. Lo mismo sucede con el sol en condiciones en que hay desastres climáticos o incendios. Realmente se oscurece. Esto, podemos imaginar, que sería más notorio aún si toda la tierra estuviera pasando por los desastres anunciados. Sin embargo, creo que nadie sabrá la interpretación exacta de esas escrituras hasta que lo veamos suceder.

Fuente: C. Gorton

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