por José Verano Silvera
El término “Old school” (“vieja escuela”) se ha utilizado en los últimos años para referirse a
quienes recibieron las primeras influencias acerca de algún conocimiento, método, habilidad o destreza, y es evidente en su forma de transmitirla a las nuevas generaciones o en la simple práctica cotidiana. Si bien es cierto los “Old School” por lo general son considerados los maestros por excelencia, o aquellos de quienes deberías recibir tus primeras lecciones si deseas aprender algo realmente bien. En el apostolado la revelación hace que el conocimiento de la voluntad del Salvador se mantenga puro para la Primera Presidencia y los Doce, del mayor al más joven; lo único que es evidente en cada discurso es la manera propia de transmitir esa misma verdad al mundo sin alterar su esencia sagrada. No obstante, hay varios acontecimientos en la vida de nuestros líderes de más antigüedad que hoy presiden, que estoy seguro harán de sus enseñanzas valiosas perlas que podremos agregar a nuestro testimonio y tendremos el privilegio de disfrutar en el futuro.
Llamados a servir por el Presidente Kimball.
Presidente Nelson (actual Profeta), Presidente Oaks (Primer Consejero), y Élder Ballard
(Presidente en funciones del Cuórum de los Doce), mantienen un fuerte lazo con ese gran
profeta que fue el Presidente Kimball, lo que los hace aún mejores amigos entre si. El
Presidente Nelson no solo le realizó una exitosa operación al corazón, sino también fue
llamado a servir como presidente de Estaca por él y años más tarde, junto al Presidente
Oaks se le llamó como Apóstol en 1984. El llamamiento de dos Apóstoles a la vez, no se
daba desde que los entonces Élderes Spencer W. Kimball y Ezra Taft Benson fueron llamados juntos en 1943. En 1985 el Élder Ballard sería el último Apóstol en ser llamado a servir bajo la presidencia del Presidente Kimball. Influenciados en su discipulado por todos los profetas que les precedieron, podremos escuchar algunas experiencias ganadas junto a aquellos grandes hombres, claro está, según lo dicte el Espíritu.
Las primeras palabras del Élder Oaks como primer consejero de la presidencia de la Iglesia
fueron: “Me he sentado al lado del Presidente Nelson en el Cuórum de los Doce durante
casi treinta y cuatro años. Yo sé de su amor por el Señor Jesucristo y de su compromiso
hacia el plan de salvación de nuestro Padre…”.
Casi ese mismo tiempo es el que ellos han permanecido en cada conferencia y reunión
sentados también al lado de Élder Ballard, quizás han sido las tres posiciones más inalterables en todos estos años, me imagino lo nutrida de esa amistad, más aún llena de experiencias espirituales por tan elevado servicio. Viene a mi mente la amistad del profeta Daniel con Ananías, Misael y Azarías, si incluimos a Élder Wirthlin quien sirvió junto al Presidente Rusell M. Nelson desde que estaba en el Sumo consejo de Estaca, podríamos completar la similitud, Élder Wirthlin ocupaba el siguiente asiento al lado de Élder Ballard, pero como sabemos falleció en 2008 dejando innumerables enseñanzas.
Élder Ballard y Élder Holland, casi 10 años de diferencia.
Estos casi diez años son la diferencia entre sus llamamientos al Apostolado. Tres Élderes
muy queridos han fallecido entre sus dos posiciones, estos son: Élder Wirthlin, Élder Scott, y Élder Hales, llamados a servir bajo el liderazgo del Presidente Benson.
¿Por qué importa esto? Cuando un apóstol es nuevo, es guiado por el Señor, pero también aprende de sus hermanos mayores la función a desempeñar, sería muy natural también asimilar algunas maneras de ejercerla y adquirir algunas habilidades de ellos. Cuando Presidente Nelson fue llamado a ser apóstol fue recibido por los entonces Élderes Hunter, Monson, McConkie, por nombrar a algunos muy conocidos, estos a su vez conocieron a Élderes muy cercanos a la época del profeta José Smith como Joseph Fielding Smith bisnieto de Hyrum Smith, hermano del profeta José. Presidente Nelson, Oaks y Élder Ballard son de la misma generación del Presidente Monson, solo que este fue llamado mucho antes al apostolado, a la edad de treinta y seis años. Todos han sido por lo menos adolescentes en el periodo de la segunda guerra mundial. Si alguien gusta de repasar los discursos de Élder McConkie, Presidente Monson, o publicaciones de la Iglesia como los tres tomos de Doctrina de Salvación (Joseph Fielding Smith, hijo), nuestros actuales líderes presidentes han vivido todo aquella época y junto a su conocimiento de las revelaciones actuales y las adversidades del momento, serán utilizados en su totalidad por el Señor para ser las más idóneas guías en Sión.
¿Y el Presidente Eyring?
Presidente Eyring fue el primer Apóstol llamado por el Presidente Gordon B. Hinckley, sirvió
como su consejero, luego también lo hizo con el Presidente Monson y hoy con el Presidente Nelson, no queda duda que es hombre preparado por el Señor y sus profetas para servir con todo su corazón y fuerza. Pese a ser el siguiente en sucesión después de Élder Holland, es mayor en edad por siete años. Es quizás la conexión necesaria entre una
generación de Apóstoles y otra, con sabiduría e inspiración, que suele ser lo mismo, ha sido llamado a continuar su servicio en la primera presidencia de la Iglesia, será de seguro un leal y oportuno consejero al Presidente Nelson.
Estamos viviendo una hermosa época en la que podremos ver a no solo dignos hombres de Dios presidir la Iglesia, sino también a buenos y mejores amigos, sentados juntos por más de treinta y cuatro años, pulidos durante el tiempo por las experiencias y la instrucción
revelada a la Iglesia durante buena parte de décadas desde la Restauración. De la mano
con los demás Apóstoles su servicio será pleno.
Que podamos estar atentos a sus palabras y discernir mediante el Espíritu la veracidad de
ellas para fortalecer nuestro testimonio; en tiempos en que la verdad es ambigua, ellos nos
darán la voluntad de los Cielos para poder afrontar las luchas espirituales que estén por
venir.
Ya que todos llegaremos en algún momento a ser la “ Old School” de las nuevas
generaciones, vivamos también vidas dignas de ser transmitidas a quienes vienen detrás de nosotros.
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