Es notable leer la humildad, y algunas veces el humor, con el que nuestros líderes actuales de la Iglesia aceptan el llamamiento de servir como apóstol del Señor. Cuando el presidente Gordon B. Hinckley llamó al presidente Henry B. Eyring para prestar servicios en la Primera Presidencia, él dijo espontáneamente: "Presidente Hinckley, ¿está seguro de que está hablando con la persona adecuada? Soy Hal Eyring".
El presidente Russell M. Nelson supo de su llamado como apóstol un día antes de fuera sostenido en la conferencia general, un hecho que lo dejó atónito. En la conferencia general, él compartió:
Una nube de pensamientos cruzó por mi mente desde el momento en que escuché el llamamiento que seguramente cambiará el curso de mi vida. El primer sentimiento que me invade es de incapacidad personal...
Afortunadamente, estos sentimientos quedan compensados por otros de fe, pues yo sé que las palabras de Nefi son verdaderas; “Iré y haré lo que el Señor ha mandado, porque sé que él nunca da mandamientos a los hijos de los hombres sin prepararles la vía para que puedan cumplir lo que les ha mandado.” (1 Nefi 3:7.)’Tengo enorme fe en el Señor y en sus profetas. He aprendido a no poner signos de interrogación sino de exclamación cuando se hacen llamamientos mediante los canales inspirados del gobierno del sacerdocio...
Todo esto hace que broten de mi alma sentimientos de profundo cometido personal. Mi esposa y yo hicimos esos convenios en el templo del Señor hace casi cuarenta años, convenios de consagrar nuestras vidas al servicio del Señor. Hoy reafirmo esa promesa de dar todo lo que poseo a la edificación del reino de Dios en la tierra aceptando este llamamiento, siendo consciente de que me serán dadas llaves y poderes y que también encontraré obstáculos y dificultades; mas me comprometo a dar todos mis mejores esfuerzos y energía.
Los élderes Gerrit Gong y Ulisses Soares expresaron una sorpresa y humildad similares en sus discursos en la Conferencias Generale y en su cuenta de Facebook. Elder Gong compartió:
Como mencioné antes durante la conferencia general, las palabras no pueden expresar los sentimientos sobrecogedores desde que el presidente Russell M Nelson amorosamente puso mis manos en las suyas, con Susan a mi lado, y extendió este sagrado llamamiento del Señor que me dejó sin aliento y me hizo llorar muchas veces estos últimos días.
"En este domingo de Pascua, me comprometo humildemente con todas las energías y facultades de mi alma... a mi Salvador, a mi querida Susana y a nuestra familia, a mis hermanos, y a cada uno de ustedes, mis queridos hermanos y hermanas.
"Todo lo que sea bueno y eterno se centra en la realidad viviente de Dios, nuestro amoroso Padre Eterno, y en su Hijo, Jesucristo y su expiación, tal como lo testifica el Espíritu Santo. Testifico reverentemente y doy testimonio solemnemente del Cristo viviente: aquel que murió, fue sepultado, y resucitó al tercer día, y ascendió a los cielos. Él es el Alfa y la Omega; estuvo con nosotros en el principio y tambien está con nosotros hasta el fin ".
"Hoy, durante la conferencia general, mencioné que aunque me sentía inadecuado para el llamado que el presidente Russell M. Nelson me extendió para servir como miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, sus palabras y la tierna mirada en sus ojos al extenderme esta responsabilidad me hizo sentir abrazado por el amor del Salvador.
"Testifico solemnemente que Jesucristo vive y que Él dirige su Iglesia sobre la tierra a través de sus profetas, videntes y reveladores. Testifico que Él es el Salvador y Redentor del mundo y que por medio de Él podemos ser salvos y exaltados en la presencia de Dios. Lo amo. Lo adoro. Quiero seguirlo y hacer su voluntad y ser más como Él".
Artículo originalmente escrito por Danielle B. Wagner y publicado en ldsliving.com con el título “Elders Gong and Soares Share What It Was Like Being Called as an Apostle”. Traducido y publicado al español por Dastin Cruz (Administrador de 4mormon)
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