La prosperidad financiera de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es un reflejo de la fe de sus miembros, dijo el obispo presidente, Gérald Caussé, durante una entrevista particular este jueves acerca de las finanzas y reservas de la Iglesia.
“Si ven a la Iglesia como una institución financiera, nunca la entenderán”, dijo él. “Deben verla como una organización de seguidores consagrados de Jesucristo con una misión”.
Junto con sus consejeros, el obispo Dean M. Davies y el obispo W. Chistopher Waddell, el obispo Caussé participó de una entrevista conjunta con Church News y Deseret News para hablar sobre la obra “acelerada y en expansión” de la Iglesia de Jesucristo, los vastos fondos de la organización y los diezmos y ofrendas donados por los miembros. Ellos expresaron que los fondos donados por los miembros “pertenecen al Señor”, y detallaron cómo y dónde se gastan, así como la forma en que se supervisa el proceso de inversiones de la Iglesia. Administrar los fondos es una tarea sagrada y seria, dijo el obispo Caussé.
“No es una sorpresa que estemos hablando de miles de millones de dólares”, dijo el obispo Caussé, hablando de las tenencias de la Iglesia y sus 16 millones de miembros en 190 países. “Nadie debería sorprenderse, dada la cantidad de miembros”.
El tamaño de la Iglesia y su amplio presupuesto también proporcionan la “oportunidad de expandir el alcance de todo el bien que la Iglesia puede hacer en el mundo”, dijo él.
“Es una Iglesia. No es una institución financiera”.
Las prioridades de la Iglesia
La educación de los santos de los últimos días y las cuatro responsabilidades divinamente asignadas de la Iglesia — ayudar a los miembros a vivir el evangelio de Jesucristo, recoger a Israel por medio de la obra misional, cuidar de los pobres y necesitados y posibilitar la salvación de los muertos por medio de la construcción de templos — representan la mayoría de los gastos de la Iglesia y proporcionan el respaldo espiritual para la toma de decisiones, dijo el obispo Caussé.
La Iglesia ha duplicado sus donaciones humanitarias durante los últimos cinco años, ya que ha gastado casi mil millones de dólares anuales para cuidar de los pobres y los necesitados. Los costos asociados con el funcionamiento de la Iglesia también están aumentando. La organización brinda apoyo para 30.000 congregaciones, educa a 850.000 estudiantes de seminario e instituto y está involucrada en una construcción de templos impetuosa — mantiene 167 templos en funcionamiento con otros 50 anunciados o en construcción. Además, el gasto acumulado de las universidades de la Iglesia es de alrededor de 1,5 mil millones de dólares por año, dijo el obispo Caussé.
El obispo Caussé dijo que las necesidades de la Iglesia — incluida la construcción de centros de reuniones; la traducción de materiales; el mantenimiento de los centros de capacitación misional, casas de misión y oficinas de área; el mantenimiento de una de las bases de datos de historia familiar más extensas del mundo; y el cuidado de los centros de visitantes y sitios históricos, por mencionar solo unos pocos — aumentan constantemente, en especial a medida que esta se expande a países emergentes con poblaciones jóvenes. El diezmo en esos países no puede cubrir los gastos, explicó, y debe complementarse con fondos de otras partes del mundo.
El obispo Davies dijo que es imposible separar las prácticas de la Iglesia del consejo que esta da a los miembros, “que es vivir dentro de un presupuesto, ahorrar y reservar para épocas de necesidad”.
Tal como el profeta bíblico José ahorró para siete años de hambruna durante los siete años de prosperidad, “vendrá una época en la que estos recursos y reservas serán necesarios”, dijo el obispo Waddell.
Una perspectiva a largo plazo
La administración de las finanzas de la Iglesia se logra con “la mejor experiencia profesional posible” y también con el espíritu de revelación, dijo el obispo Caussé. La Iglesia es conservadora y prudente, y tiene una perspectiva a largo plazo.
La norma de la Iglesia dicta que los líderes deben establecer un presupuesto anual basado en los ingresos esperados e incluir el ahorro de fondos para el futuro.
Luego del “período más largo de prosperidad de los Estados Unidos”, las reservas de la Iglesia invertidas por Ensign Peak Advisors, el brazo de gestión de inversiones de la Iglesia, han crecido de manera sustancial durante las últimas décadas.
Además, el obispo Waddell dijo que la Iglesia diversifica y no invierte todas sus tenencias en activos financieros. Además de las reservas, la organización ha invertido en bienes inmuebles — bienes raíces comerciales, residenciales y también en agricultura.
“Creemos que en algún momento las reservas se van a usar, van a ser necesarias”, dijo el obispo Waddell. “No sabemos exactamente cuándo será o de qué manera, pero serán necesarias para hacer avanzar la obra de la Iglesia”.
El obispo Waddel dijo que también habrá futuras recesiones.
Las tenencias y reservas financieras de la Iglesia se vigilan y se protegen cuidadosamente, y se administran con sabiduría, dijo él. En épocas de recesión, “no tendremos que detener la obra misional, no tendremos que abandonar el mantenimiento de los edificios ni dejar de construir templos, ni detener el trabajo humanitario y de bienestar, ni abandonar la educación”.
Diezmos y ofrendas
El obispo Davies dijo que el pago del diezmo es un convenio o compromiso espiritual que bendice tanto al que da como al que recibe. El Señor ha prometido que “hará prosperar a Sus hijos a medida que guarden los mandamientos”.
“Es una gran promesa que a menudo se repite en el Libro de Mormón, pero es muy válida y actual en nuestro mundo”, dijo él, señalando que las bendiciones que vienen del diezmo al principio son espirituales, pero también tienen componentes temporales.
El obispo Caussé dijo que siempre se conmueve cuando se entera de personas que viven en condiciones humildes, pero son muy fieles en el pago del diezmo y las ofrendas de ayuno con la esperanza de que las bendiciones llegarán. Cuando a las personas no les alcanza el dinero para pagar el diezmo y comprar alimentos, se les aconseja pagar el diezmo y permitir que la Iglesia les ayude con los alimentos.
Algunos asumen que la Iglesia toma el dinero de los pobres para poder acumular riquezas, dijo el obispo Waddell. “No es así en absoluto”, añadió. “Ellos pagan el diezmo porque es un mandamiento y se los alienta a hacerlo. Si solo tienen el dinero suficiente para pagar el diezmo o comer, paguen el diezmo y les ayudaremos con los alimentos, porque entonces recibirán las bendiciones asociadas con el pago del diezmo. Y no pasarán hambre porque tenemos la capacidad de ayudarlos ahora”.
“Creo que cada miembro de la Iglesia paga el diezmo por fe, sin considerar si el dinero se utilizará ahora o en el futuro”, dijo el obispo Caussé.
Las ofrendas de ayuno — como parte del cual los miembros se abstienen de dos comidas una vez al mes y donan el costo de esos alimentos para ayudar a los pobres y necesitados — también son una cuestión de fe.
El obispo Davies dijo que la cantidad de personas que donan ofrendas de ayuno es muy cercana a la cantidad de personas que pagan el diezmo. “Así que, hay un paralelismo”, dijo el obispo Davies.
La misión de la Iglesia
El obispo Caussé dijo que cuidar a los necesitados en todo el mundo es una parte central de la misión de la Iglesia. No es “un apéndice de nuestra misión”, sino que está interrelacionado con todo lo que hace la Iglesia. “Todos los que estamos en la tierra somos hijos e hijas de Dios y tenemos el compromiso de cuidarnos unos a otros”, dijo él. “Y esta es una de las formas en que, como discípulos del Señor Jesucristo, cuidamos de los necesitados”.
Además de responder a los desastres en todo el mundo, los fondos humanitarios de la Iglesia se han usado para proporcionar programas de alimentación, cuidados oftalmológicos, atención maternal y neonatal, agua potable y saneamiento, inmunización, sillas de rueda y ayuda para refugiados.
Sin embargo, tender una mano y ayudar a los necesitados es “un esfuerzo muy complejo”, dijo él.
La Iglesia no puede simplemente enviar dinero en efectivo y cheques a las personas, dijo. “Debe hacerse de forma organizada y con un seguimiento, con capacitación, mucha experiencia y buenos socios. De otra forma, simplemente no se obtienen resultados”.
El obispo Davies dijo que la Iglesia es cuidadosa al seleccionar proyectos y socios humanitarios que hagan el mejor uso de los fondos de la Iglesia. “Somos muy cuidadosos con la ofrenda de la viuda”, dijo refiriéndose a la parábola bíblica del Salvador.
“Reconocemos que esta proviene de la fe de los miembros de la Iglesia y queremos asegurarnos de que tengan la fe y la confianza de que sus donaciones se administran de forma cuidadosa, considerada y muy segura para ellos y para la Iglesia”, dijo el obispo Davies.
Los líderes a menudo se preguntan: “¿Qué más podemos hacer, adónde más podemos ir, con quién más podemos trabajar?”, dijo el obispo Waddell.
Cada vez que la Iglesia tiende una mano, el objetivo es bendecir tanto al que da como al que recibe, añadió el obispo Caussé. Así que, además de seleccionar buenos proyectos humanitarios, los líderes de la Iglesia siempre están atentos para proporcionar oportunidades de servicio a los miembros de la Iglesia. “No es una cuestión meramente de dinero”, dijo él. También se lleva a cabo cuando los miembros “dedican tiempo, recursos y esfuerzos para ayudar a otros”.
Un líder de la Iglesia en Samoa recientemente detalló cómo un proyecto de la Iglesia que consistía en proporcionar equipamiento médico y doctores en la isla donde vive “ha impactado la salud de cientos de personas”, dijo el obispo Waddell. “No fue el dinero que se donó, fueron las personas” quienes brindaron los servicios e hicieron toda la diferencia, dijo él.
Con respecto a la pregunta de si la Iglesia está haciendo lo suficiente, el obispo Caussé dijo: “Esperamos poder hacer más en el futuro y, a medida que la Iglesia crezca, habrá más oportunidades de hacer el bien”.
Inversiones de la Iglesia
Debido a la naturaleza sagrada de los fondos santos de los últimos días, la administración de las finanzas de la Iglesia se lleva a cabo en los más altos niveles del liderazgo de la Iglesia.
Las inversiones de la Iglesia, por ejemplo, se supervisan por medio de dos comités, dijo el obispo Caussé. El Comité de Normas de Inversión, presidido por el presidente Russell M. Nelson, se compone de la Primera Presidencia, un miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles y miembros del Obispado Presidente. El segundo comité es el Comité Ejecutivo de Inversiones. Se reúne mensualmente e incluye al Obispado Presidente y a los directores gerenciales de las inversiones de la Iglesia. Este comité revisa y prepara recomendaciones para presentar ante el Comité de Normas de Inversión.
El obispo Caussé dijo que la norma financiera de la Iglesia es clara: “No gastaremos más de nuestros ingresos esperados. El presupuesto se basa en ese principio”.
Los fondos donados a la Iglesia le pertenecen al Señor, dijo él. “Creemos que la administración de las finanzas de la Iglesia debe llevarse a cabo con mucho cuidado”.
Fuente: ChurchNews y DeseretNews
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