En Octubre de 2018 el Presidente Nelson dijo:
Nuestra necesidad de estar en el templo regularmente nunca ha sido mayor.Al pensar en esta frase tan verídica y ver cómo todos los templos iban cerrándose uno tras otro hasta el cierre de todos, hizo meditar a muchos miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, en la real importancia de la obra que en estos sagrados edificios se efectúa.
Además muchos líderes han hablado últimamente sobre el poder del Sacerdocio que se obtiene en la Casa del Señor de igual manera para hombres y mujeres.
Cuando asistimos al Templo somos renovados espiritualmente y nos investimos de poder para aumentar nuestra fe y testimonio, para servir a los demás y para enfrentar lo malo del mundo. Y lo principal es que bendecimos directamente nuestras vidas o incluso la vida futura de aquellos que ahora están muertos, mediante las ordenanzas salvadoras. Sin duda es algo maravilloso.
Pero...
¿Qué podemos hacer ahora para mantener ese poder con nosotros, si al menos temporalmente no podremos asistir al templo debido a las medidas sanitarias anunciadas?
Recordemos la historia de los primeros Santos de los Últimos Días.
Tras construirse el primer templo de la Iglesia en Kirtland en 1836, los miembros de la Iglesia no disfrutaron de las ordenanzas del templo de inmediato, pues faltaba mucha revelación del cielo, y se venían muchas más persecuciones aún. De modo que este primer templo sirvió como una casa de fe, una escuela para los profetas y un lugar santo debido a las visitas del mismo Señor Jesucristo.
Hasta cierto punto hay una semejanza que es fundamental reconocerla entre aquellos santos y nosotros hoy en día. Y es que estamos rodeados de templos a lo largo del mundo, pero sin poder realizar las ordenanzas que nos otorgan el poder que tanto anhelamos.
No obstante quienes ya hayan recibido estas ordenanzas personales sabrán que ese poder les acompaña continuamente al vivir vidas rectas y eso es una gran bendición que los santos de esa época no pudieron vivir sino hasta la construcción de templos posteriores.
Así que... La influencia del templo no se acaba con el cierre de estos. Es un poder que traspasa muros o edificios. Es el poder de la Divinidad mediante el Santo Espíritu de la Promesa, en otras palabras, el Espíritu de Dios.
Y hablando del Espíritu de Dios, recordando las dos primeras estrofas del Himno que así se titula:
1. Tal como un fuego se ve ya ardiendo
el Santo Espíritu del gran Creador.
Visiones y dones antiguos ya vuelven,
y ángeles vienen cantando loor.
2. Aumenta ̮el Señor nuestro entendimiento;
tal cual al principio nos da Su poder.
El conocimiento de Dios se extiende;
el velo del mundo se ve descorrer.
Es el Santo Espíritu del gran Creador el que nos da Su Poder, el poder del sacerdocio.
Y este poder va más allá de las ordenanzas en sí.
¿De qué formas podemos sentir este poder fuera de las paredes del templo?
¿Han escrito su historia personal? ¿Le han preguntado a sus padres o abuelos cómo fueron sus vidas antes y después de aceptar el Evangelio, o antes y después de casarse? ¿Han recolectado fotos antiguas? Conocer nuestra propia gente es sumamente cautivante y es tiempo de hacerlo.
Tal como se nos ha invitado a usar la tecnología para nuestras reuniones y para la ministración, podemos también usarla para beneficio de la obra del templo, en específico, la obra de nuestros antepasados, quienes necesitan los efectos del poder del templo.
Algo tan simple como participar de la indexación de nombres de miles de lotes digitalizados que hallamos en la red, es una acción espléndida para sentirnos rodeados "tal como un fuego se ve ya ardiendo", un fuego que nos hace sentir cerca de nuestros orígenes.
Creo que nunca antes tantos millones de miembros de la Iglesia habían tenido la oportunidad de estar tantos días en casa, en familia, para organizar todo lo que fuere necesario, para después, cuando podamos ir a la Casa del Señor, podamos realizar miles y esperemos que millones de ordenanzas, esta vez, por nuestra propia familia, nuestros amados ancestros. Estoy emocionado de saber que esta es la oportunidad de allegar el espíritu de Elías colectivamente como Iglesia, a nuestras vidas, y marcar nuestra puerta también de esa forma para que el ángel destructor se aleje de nosotros.
Lo que vivieron los Pioneros
Según relata el Primer Tomo del Libro Santos: "El 2 de febrero, después de que miles de santos hubieron recibido las ordenanzas del templo, los Apóstoles anunciaron que detendrían el trabajo en el templo y, en cambio, prepararían barcazas para transportar carromatos a través del helado río Misisipi. Brigham envió mensajeros a los capitanes de las compañías de carromatos indicándoles que estuvieran listos para partir en cuatro horas. Luego continuó administrando la investidura a los santos hasta altas horas de la noche, haciendo que los registradores del templo se quedaran allí hasta que cada ordenanza se hubiera registrado correctamente.
Cuando Brigham se levantó al día siguiente, una multitud de santos lo recibió fuera del templo, ansiosos por recibir su investidura. Brigham les dijo que no era prudente retrasar la partida. Si se quedaban para hacer más investiduras, su salida de la ciudad podría verse obstaculizada o interrumpida. Prometió que edificarían más templos y tendrían más oportunidades de recibir sus bendiciones en el oeste.
Entonces Brigham se alejó, esperando que los santos se dispersaran, pero en vez de eso ellos subieron los escalones del templo y llenaron sus salones. Brigham se volvió y los siguió adentro. Vio sus caras ansiosas y cambió de opinión. Sabía que necesitaban la investidura de poder para soportar las dificultades que tenían por delante, sobreponerse al aguijón de la muerte y regresar a la presencia de Dios.
Durante el resto de ese día, los obreros del templo administraron las ordenanzas a cientos de santos. Al día siguiente, 4 de febrero, otros quinientos santos recibieron su investidura al tiempo que los primeros carromatos salían de Nauvoo."
Los Santos de aquellos años, comprendían que, a pesar de que no podrían seguir asistiendo al templo repetidamente, sí les acompañaría el poder de Dios a donde sea que fueran, pese a sus tribulaciones y al entorno que para nada les favorecía.
Pues, el entorno de hoy tampoco nos favorece, y debemos entender que por el tiempo que se extiendan los desafíos, el Señor nos acompañará y nos dará oportunidades para trabajar en su obra de una u otra manera.
Consejo Profético
El Presidente Russell M. Nelson en calidad de Presidente en Funciones del Cuórum de los DOce Apóstoles, pocos meses antes de ser llamado como Presidente de la Iglesia, tituló uno de sus discursos como "Abran los cielos mediante la obra del templo y de historia familiar". Me encanta esa frase, y hoy en día más que nunca debemos centrarnos en la segunda parte parte: "la historia familiar". ¡Qué mejor chance que hacer la obra familiar literalmente en familia! Así como el profeta es optimista sobre el futuro del mundo luego de esta crisis, es mi ruego que nosotros también nos sintamos optimistas por el futuro de la Iglesia, cuando infinidad de sus miembros abran nuevamente las puertas del templo, habiendo primero abierto las puertas del cielo hacia sus propios hogares.
Fuente: Autor Obispo Hernán F. Toledo
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