Por Lindsay Williams
Luego me detengo y pienso en cómo tengo más tiempo del habitual para profundizar en el nuevo mensaje de los discursos de la conferencia general de abril de 2020, cómo ansío el fin de semana de Pascua y cómo estoy participando con personas de todo el mundo en un ayuno mundial.
Sí, la incertidumbre aún prevalece, pero como dijo el presidente Russell M. Nelson en sus comentarios del domingo por la mañana, “Nuestro Padre sabe que cuando estamos rodeados de incertidumbre y miedo, lo que más nos ayudará es escuchar a Su Hijo. Porque cuando buscamos escuchar, realmente escuchar, a Su Hijo, seremos guiados para saber qué hacer en cualquier circunstancia”.
Totalicé los versículos a los que más hicieron referencia los oradores en la conferencia general de abril. Siendo la celebración del bicentenario de la Primera Visión y el llamado del presidente Nelson para #Escucharlo, no me sorprendió encontrar que ese versículo sea: José Smith Historia 1: 17.
No bien se apareció, me sentí libre del enemigo que me había sujetado. Al reposar sobre mí la luz, vi en el aire arriba de mí a dos Personajes, cuyo fulgor y gloria no admiten descripción. Uno de ellos me habló, llamándome por mi nombre, y dijo, señalando al otro: Este es mi Hijo Amado: ¡Escúchalo!Volviendo a los comentarios del presidente Nelson el domingo por la mañana, volví a leer cómo explicó tres instancias del Padre usando la frase "Escúchalo" para presentar a Su Hijo: en el Monte de la Transfiguración a Pedro, Santiago y Juan, a los nefitas en la antigua Abundancia y al niño José Smith.
"Ahora, mis queridos hermanos y hermanas, consideren el hecho de que en estos tres casos que acabamos de mencionar, justo antes de que el Padre presentara al Hijo, las personas involucradas estaban en un estado de miedo y, hasta cierto punto, de desesperación", dijo el presidente Nelson.
¿Esto te suena familiar? Ha habido momentos en los que el COVID-19 ha traído "miedo y, hasta cierto punto, desesperación" a mi vida. Pero así como el Salvador estuvo allí para los apóstoles en el Monte de la Transfiguración, para las personas que habían estado en la oscuridad en la tierra de Abundancia, y para el niño José Smith, Él también estará allí para nosotros.
Tampoco me sorprendió que el segundo versículo de conferencia más mencionado fuera Alma 7:12:
Y tomará sobre sí la muerte, para soltar las ligaduras de la muerte que sujetan a su pueblo; y sus debilidades tomará él sobre sí, para que sus entrañas sean llenas de misericordia, según la carne, a fin de que según la carne sepa cómo socorrer a los de su pueblo, de acuerdo con las debilidades de ellos.El Salvador sabe por lo que estamos pasando. Él sabe sobre las enfermedades que enfrentamos actualmente con COVID-19.
A principios de esta semana, decidí ir al templo. Ahora sé que puede estar pensando: "Los templos están cerrados en este momento". Eso puede ser cierto. Pero aunque es posible que no haya podido entrar al templo, tuve una experiencia memorable afuera, sobre la cual escribí en mi diario y compartí en las redes sociales para capturar mi experiencia:
"Mis noches de miércoles suelen pasar en el templo. Entonces, decidí que iría, incluso si no podía entrar. Mi corazón se hundió cuando me detuve y vi un estacionamiento vacío y un templo con puertas cerradas —Hasta que doblé la esquina. Los autos salpicaban el estacionamiento, cada vehículo miraba hacia el templo. Los niños en bicicleta cabalgaban alegremente por el estacionamiento. Incluso dos motociclistas se detuvieron frente al templo.
"Aparqué y caminé, mirando muy rápido a algunas de las personas que estaban en mi zona de estacionamiento conmigo. Había una pareja casada disfrutando de lo que parecía ser una conversación regular de una cita nocturna. Había una familia escuchando la conferencia general por lo que pude escuchar a través de los parlantes. Había una mujer sin cabello, probablemente sometida a tratamientos de quimioterapia, que podía sentir que anhelaba comodidad. Los autos seguían llegando a nuestra zona de estacionamiento con una nueva persona que pasaba de vez en cuando, y aunque ninguno de nosotros habló (por conservar distancia), creo que todos sentimos la paz que solo se puede encontrar cuando estamos cerca de estos espacios sagrados.
"Regresé a mi auto y rápidamente me perdí en pensamientos meditativos, cuando de repente se encendieron las luces nocturnas. Un simple recordatorio para mí y para todos nosotros en el estacionamiento, que esta es la Casa de la Luz del Mundo, y Él todavía está allí. El Salvador todavía está aquí".
Como dijo el presidente Nelson: "La creciente oscuridad que acompaña a la tribulación hace que la luz de Jesucristo brille cada vez más". Lo sentí en el estacionamiento del templo esa noche.
A principios de este año, el presidente Russell M. Nelson hizo una invitación para pensar profunda y frecuentemente sobre una pregunta clave: "¿Cómo lo escuchas?" a lo largo de este año bicentenario. También nos invitó "a tomar medidas para escucharlo mejor y con más frecuencia".
En sus comentarios en la conferencia, sugirió algunas formas en que podemos escucharlo: a través de las Escrituras, a través de la obra del templo y de historia familiar, a través del refinamiento de nuestra capacidad de reconocer el Espíritu Santo, y al escuchar las palabras de los profetas, videntes y reveladores.
El presidente Nelson explicó: “¿Qué sucederá cuando escuches, pongas atención y tomes en cuenta más intencionalmente lo que el Salvador ha dicho y lo que está diciendo ahora a través de Sus profetas? Te prometo que serás bendecido con un poder adicional para lidiar con la tentación, la adversidad y la debilidad. Prometo milagros en tu matrimonio, relaciones familiares y trabajo diario. Y prometo que tu capacidad de sentir alegría aumentará incluso si aumenta la turbulencia en tu vida".
Entonces, durante las próximas semanas de incertidumbre, espero encontrar maneras de #Escucharlo.
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Fuente: ldsliving
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