Por Hernán Felipe Toledo
El lavamiento de pies es algo que hemos leído en otras ocasiones importantes como por ejemplo, cuando los tres llamados "ángeles" enviados llegaron a casa de Abraham, este les hizo lavar los pies. En otra ocasión se lavaron los pies a Eliezer y sus acompañantes cuando estuvieron en casa de Labán y también a los hermanos de José cuando llegaron a Egipto. No sabemos si en todos los casos fue sólo el signo de hospitalidad que era tradicional, pero en algún momento pudo haber sido instituido el acto como una sagrada ordenanza. De hecho, así lo fue en el caso del lavado de pies ejercido por Jesús a favor de sus Apóstoles.
En una revelación recibida por José Smith en diciembre de 1832 se requería a los asistentes a la escuela de los profetas que participaran en el lavamiento de los pies. El Señor mandó a los élderes que “[limpiasen sus] manos y… pies ante mí” como testimonio de que eran “limpios de la sangre de esta perversa generación”.
La Iglesia enseña que José Smith y otros miembros de la escuela participaron primero en esta ordenanza durante la primera etapa de la escuela de los profetas en enero de 1833. A medida que se acercaba el fin de la construcción del Templo de Kirtland, José Smith explicó a los miembros de la escuela que la “ordenanza del lavamiento de los pies” era la restauración de una práctica del Nuevo Testamento “diseñada para unir nuestros corazones” y preparar a los élderes para una investidura de poder espiritual. También enseñó que la ordenanza debía efectuarse en un lugar “apartado del mundo”. En consonancia, los días 29 y 30 de marzo de 1836, cerca de 300 poseedores del sacerdocio de las inmediaciones de Kirtland, incluso José Smith y otros líderes de la Iglesia, se reunieron para lavarse los pies unos a otros.
En la Enciclopedia del Mormonismo se lee:
La ordenanza del lavamiento de los pies realizado por Jesucristo tras la Última Cena con sus apóstoles fue un gesto de humildad. En medio del debate sobre quién sería el mayor en el reino, Jesús demostrando lo que había enseñado, se quitó el manto y llevo a cabo esta humilde tarea, enseñando que el que quien sería un líder debe ser un servidor (Juan 13: 1-8; véase D. y C. 88: 141). La Traducción de José Smith añade esta explicación acerca de este suceso: " ésta era la costumbre de los judíos bajo su ley; por tanto, Jesús hizo esto para que la ley se cumpliese." (Juan 13:10 TJS). Por esta aclaración, se muestra que el lavamiento de los pies era una ordenanza de la ley de Moisés.
No hay una explicación clara del lavamiento de los pies en el Antiguo Testamento, aunque es evidente que se trataba de una costumbre social, de la administración de amabilidad para un invitado. El lavamiento de los pies no se menciona en el Libro de Mormón, y solo se menciona brevemente en la Doctrina y Convenios 88:138-141.
Por otro lado el élder Bruce R. McConkie, del Quórum de los Doce Apóstoles, enseñó:
El lavamiento de los pies es una ordenanza del Evangelio; es un rito santo y sagrado que efectúan los santos al amparo del retiro que brindan los santuarios de los templos. No se efectúa ante el mundo ni se proporciona a las personas mundanas. Jesús la instituyó para Su época y dispensación en el aposento alto, al momento de la Última Cena.
Nuestro Señor hizo dos cosas al realizar la ordenanza: primero, cumplió con la antigua ley dada a Moisés; y segundo, instituyó una ordenanza sagrada que habían de efectuar los administradores legítimos entre Sus verdaderos discípulos, de ese día en adelante.
Como parte de la restauración de todas las cosas, se ha restaurado la ordenanza del lavamiento de los pies en la dispensación del cumplimiento de los tiempos …
En estos días el conocimiento relativo al lavamiento de los pies se ha revelado paso a paso hasta que ahora forma parte de las ordenanzas reveladas de la casa del Señor’ (Mormon Doctrine, 2da. ed., 1966, págs. 829, 831]) (Doctrinal New Testament Commentary, 3 tomos, [1966–73], 1:708, 710).
La ordenanza entonces fue realizada en la Escuela de los Profetas en la investidura recibida en el templo de Kirtland, y finalmente podemos afirmar que es una ordenanza de las que han sido reveladas y reservada para ser realizada en los templos.
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Fuente: Enlace de Fe
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