¿Quieres mejorar? ¿Perfeccionar alguna habilidad en particular? ¿Aprender algo completamente nuevo? Lo más probable es que tengas que establecer algunas metas para lograrlo.
A veces hacemos largas listas de metas y nos esforzamos por lograrlas, pero luego nos olvidamos de ellas o las abandonamos. ¿Te suena familiar? ¿Por qué es que cuando deseamos cambiar y mejorar, a veces simplemente no logramos perseverar en las metas que establecemos? Bien, ¡todo lo determina el hecho de cuán realistas sean nuestras metas y cuánto trabajo estemos dispuestos a realizar!
A continuación aparecen algunas ideas sobre cómo establecer metas realistas:
- Establece metas equilibradas. Concentra tu atención en fortalecer varios aspectos de tu vida, no solo uno. El Salvador nos dio el ejemplo perfecto: “… Jesús crecía en sabiduría, y en estatura y en gracia para con Dios y los hombres” (Lucas 2:52). Es decir, Él creció mental, física, social y espiritualmente. Tú puedes establecer metas para hacer lo mismo. El saber que tus metas te ayudan a convertirte en una mejor persona puede motivarte a seguir trabajando en ellas.
- Anota tus metas. ¡Mantén tus metas en algún lugar donde puedas verlas todos los días! Ya sea en un tablero de anuncios en tu habitación, en el casillero del trabajo, colegio o universidad, en el refrigerador, o incluso en el teléfono, repásalas a menudo. Cuanto más recuerdes las metas que te hayas puesto, más probable será que sigas trabajando para lograrlas.
- Sé específico. Si en tu lista de metas tienes “Aprender algo nuevo”, sin duda alguna es una meta realista, pero no es específica. ¿Qué tipo de cosa quieres aprender? ¿A tocar un nuevo instrumento? ¿Una nueva receta? ¿Tal vez un nuevo pasatiempo en general? ¡Sé específico en cuanto a lo que deseas lograr!
- Establece metas a corto plazo. Puedes fijarte una meta importante, pero, a fin de lograrla, debes lograr pequeños objetivos en el trayecto. Básicamente, necesitas un plan. Por ejemplo, digamos que deseas correr un maratón este año. Para poder llegar a correr 42 km debes empezar poco a poco. Fija la meta de correr unos pocos kilómetros cada semana y poco a poco aumenta la distancia. Cuando hacemos planes para alcanzar nuestras metas, Dios nos ayuda a lograrlas (véase Proverbios 16:9).
- Dedica tiempo a tus metas. Debido a que la vida se vuelve tan ocupada, es fácil que nuestras metas se pierdan entre la escuela, el trabajo, los amigos y la familia. En cambio, si apartas un momento específico para trabajar en tu meta cada día, cada semana, o tan a menudo como desees, es más probable que perseveres en ella.
- No hagas demasiado. No establezcas tantas metas que a duras penas puedas recordar todo lo que has planeado hacer. Si comienzas con solo un par de metas importantes, en lugar de tirarte de cabeza a trabajar en 40 a la vez, te sentirás menos abrumado y con más confianza en tus esfuerzos por alcanzarlas. Debemos hacer las cosas “… con prudencia y orden; porque no se exige que un hombre corra más aprisa de lo que sus fuerzas le permiten” (Mosíah 4:27). ¡Y cuando logras una meta, es más probable que logres otra! De las cosas pequeñas proceden las grandes.
Las metas más importantes
“Volver a [la] presencia [de Dios] y recibir las bendiciones eternas que se reciben al hacer y guardar convenios son las metas más importantes que podemos fijar”.
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Presidente M. Russell Ballard, Presidente en Funciones del Cuórum de los Doce Apóstoles, “Volver y recibir”, Conferencia General de abril de 2017.
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